Se ha comprobado que los pueblos situados en un lugar privilegiado se convierten, hoy en día, en destinos ideales para ser visitados tanto por paisanos como por forasteros.
En invierno se puede disfrutar de el silencio y la tranquilidad que los rodean, con el aleteo de pequeños animales, como único sonido de su noche, ese sonido "tan de pueblo" que tienen los grillos, esos hermosos atardeceres y ese olor a lumbre tan característico.
Y en verano se unen las voces familiares y forasteras que llegan apreciando la fragancia y el colorido, días de encuentros, alegrías, paseos, comidas y largas charlas en la terraza de nuestra querida "cochera".
Ese nexo de unión y de paz que es el pueblo, al que tanto nos gusta volver.
Y volvemos, porque nos gusta el pueblo casi más que la playa y porque la próxima semana son las fiestas de San Roque y el pueblo volverá a llenarse de vida, de niños correteando por las calles, de risas, de música y como no, de buen rollo y fiesta.
Membribe, todo un lugar para el encuentro.
PD: Felipe, vete preparando las copas, que vamos!
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